miércoles, 11 de abril de 2012

La sinrazón de los ejércitos.


En el mundo en el que vivimos, por no decir en el país en el que vivimos, no veo la necesidad de tener un ejercito armado. Algún país en Europa, ni lo tiene ni falta que les hace, y aquí para lo único que sirve, es para defender la soberanía de un islote llamado Perejil por si la cabra que allí vivía quería apoderarse del pedrusco. Quizá hace falta para que alguien le haga honores a una bandera ya que a la mayor parte nos la trae al pairo (a mi me da igual que sea roja y amarilla, que le pongan el morado o que la hagan multicolor). A ver si desaparecen todos los ejércitos del mundo y con ellos sus himnos y banderas.
En la época de recortes que vivimos en este país, el ejercito se salva de ellos y tiene su razón el contrato firmado por el antiguo gobierno para renovar el armamento y los carros de combate. Digo yo: si estamos metidos en la OTAN y en la ONU, ¿no podemos tener una fuerza que esté integrada en estas organizaciónes y así nos ahorramos una buena pasta?
Tampoco es plan de que cerrar los cuarteles y que crezca el numero de parados, ni tampoco de quitar la sinrazón de los escalafones militares ni sus saludos marciales, ni de acabar con el sadomasoquismo al que se someten sus integrantes a la hora de hacer instrucción y ejercicios militares (no quiero citar ya la excitación que les produce tener armas de matar en sus manos).
Propongo, por lo tanto, que si bien tienen que existir los ejercitos por todos sus significados castrenses, que los modernicemos y les cambiemos las armas por herramientas de prevención.
Me explico: en lugar de tener barcos de guerra, deberíamos tener barcos de investigación marina, buques de apoyo a los barcos que precisan ayuda, barcos de actuación rápida contra catástrofes medioambientales, vigilancia de los barcos y tripulantes que convierten el mar en el lugar de actuaciones ilícitas...
El ejercito de tierra podría cambiar los tanques por vehículos que sirvan para limpiar los montes y prevenir los incendios, tener unidades de intervención rápida en caso de desastres en los ríos, unidades de ayuda cuando los pueblos y los vehículos quedan aislados por la nieve, unidades de acción rápida para inundaciones, terremotos, etc.
Y el ejército del aire cambiaría los cazas por aviones de vigilancia de los montes y las costas, los bombarderos por aviones para desplazar los medios terrestres y no se cuantas cosas más.
Casi todas las cuestiones que se me ocurren tienen que ver con el medio ambiente, uno de los mayores perjudicados por los recortes presupuestarios, y con este ligero cambio de objetivos (militares, digo) ganaría el medio ambiente y ganarían los integrantes de los ejercitos, que serían vistos como personas que ayudan a otras en lugar de salvajes que juegan a la guerra.
A cambio, les dejamos seguir con los saludos, los ejercicios, las maniobras y los ascensos, eso si, como agentes medioambientales.
Por cierto, con la crisis, ¿anularán el desfile militar de todos los años?

1 comentario:

  1. Ola Óscar,

    Boas reflexións, si señor. Anque eu en realidade que ría comentar na entrada anterior (que non se pode, non sei por que) para dicir.... ohhhhhhhhhh que bonitooooooo!

    Saúdos compañeiro :)

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